Semana Santa Madrileña

Por todos es pensado que no hay un mejor sitio para pasar una Semana Santa que en el sur de nuestro país. Esa preciosa Sevilla silenciada durante "La madrugá" que hace saltar las lágrimas de todos aquellos devotos asistentes que acuden a ver la procesión. Yo vengo de un sitio frío y húmedo donde la lluvia juega anualmente una mala pasada a todos aquellos cofrades que año tras año, sacan el paso por las calles de la capital vizcaína. A pesar de que el numero de fieles desciende en picado de una forma vertiginosa en esta caótica era tecnológica, las calles de nuestro país cada Semana Santa nos dicen lo contrario. Y es que la tradición de nuestros pasos ha pasado de ser algo exclusivo del católico de apie ,a un rito de culto para no solo los españolitos si no también para todos aquellos extranjeros a los que las arraigadas tradiciones españoles les atrae mas que nuestra paella y nuestro clima mediterráneo. Eso si, siempre hay algún ido de tono que confunde las fallas valencianas con los pasos y en una super producción( llamémosla Misión Imposible 2) decide prenderle fuego a un cristo.. pongamos que hablo de John Woo. Pero anécdotas y palabrería aparte centrémonos ya en el motivo de esta entrada. Como ya he dicho al principio, más famosos que los pasos de Andalucía no hay otros pero no podemos olvidarnos de lo que el resto de las ciudades nos ofrecen, véase Madrid. .

Y es que para todos aquellos amantes de la Semana Santa no puedo si no recomendar- ya para el próximo año- la tradicional tamborrada de la Plaza Mayor el Domingo de Pascua,cuyo itinerario parte del Monasterio de las MM. Jerónimas del Corpus Christi (Carboneras) para ir a la plaza Conde de Miranda, calle Sacramento, calle del Cordón, plaza de la Villa, calle Mayor, calle Ciudad Rodrigo y plaza Mayor.El sonido de los tambores de la Cofradía de la Crucifixión del Señor y de San Francisco de Asís de Zaragoza ponen el broche a los actos conmemorativos de la Semana Santa de la capital de España.
Por eso fieles lectores, yo os invito dentro de unos 360 y pico días a disfrutar de esta ruidosa que no estruendosa tradición que año tras año celebra la Resurrección simbolizando con el sonido de cientos de tambores y bombos los temblores de tierra que,según cuenta el Evangelio, sucedieron a la crucifixión.
A más ver, Inés Manso